PERFILES
FALSOS
Las
personas que utilizamos las redes sociales nos encontramos demasiadas veces con
perfiles falsos. En el mundo digital, un perfil falso es una persona o entidad
que no existe en la vida real, con la intención de que nadie conozca su verdadera
identidad para poder criticar, difamar, acosar o estafar, llegado al caso. Es
una manera fraudulenta de utilizar el anonimato para engañar.
Hace
poco en el ámbito de Conil, paradójicamente un perfil falso, denunciaba a 24
perfiles falsos que criticaban políticamente al tripartito gobernante, o sea un
perfil anónimo denunciaba o criticaba públicamente en una red social a los
otros. Hacía tiempo que no veía un ejercicio tan grande de hipocresía y cinismo.
Para más gravedad este avispado perfil falso se auto titula “La verdad sea
dicha”, desde ese anonimato se dedica a criticar a la oposición y a publicitar
los escasos logros del equipo de gobierno. Cualquiera podría pensar que en
realidad, detrás de esa falsa identidad existe alguien del equipo de gobierno
municipal.
Cuando
por primera vez, leí lo de “La verdad”, me vino a la mente la frase del inmenso
poeta andaluz, Antonio Machado, cuando decía “Tu verdad no, la Verdad; y ven
conmigo a buscarla. La tuya guárdatela.” A ese señor o señora habría que decirle
que no puede decir la verdad alguien que engaña con su identidad.
En
los tiempos, de los 40 años, de la
dictadura fascista de Franco, muchos demócratas antifranquistas utilizaban
nombres ficticios porque en la clandestinidad, te jugabas la vida, la
integridad física o la libertad si decías lo que pensabas. La prohibición de
partidos, sindicatos, de la libertad de expresión y de reunión obligaba a
muchos a trabajar por la democracia de manera encubierta. Pero, ahora no es el
caso. Estamos en una democracia con defectos, pero existe la libertad de
expresión, por ello no entiendo a quien se esconde detrás de la nebulosa
digital para expresarse y no “dar la cara”, como se suele decir en el lenguaje
popular.
Estoy
en contra de los perfiles falsos, de un lado y de otro, porque desvirtúan la
verdad, porque la ponen en duda, la manosean
y crean una desconfianza tremenda. Los bulos, las mentiras y las
noticias falsas tienen su caldo de cultivo, entre otros, en esos perfiles
engañosos, que alimentan a los poderes salvajes que socavan a la democracia.
Siempre he defendido la existencia de una sociedad civil crítica y articulada,
con referentes reconocibles. Estos
perfiles falsos buscan desgastar políticamente al adversario, pero la
pregunta es ¿Quién recoge los frutos de ese desgaste, si nadie sabe la
identidad de esa persona o entidad? En política, como en otras muchas facetas
de la vida, no nos podemos esconder durante mucho tiempo. Otra vez, Machado nos
ilustra, en boca de su Juan de Mairena, sobre ello: “Procurad, sin embargo, los
que vais para políticos, que vuestra mascara, sea, en lo posible, obra vuestra,
hacéosla vosotros mismos, para evitar que os la pongan- que os la impongan-
vuestros enemigos o vuestros correligionarios; y no la hagáis tan rígida, tan
imporosa e impermeable que os sofoque el rostro, porque más tarde o más
temprano, hay que dar la cara.”
Mis
cuentas en las redes sociales llevan mi nombre, soy responsable de lo que opino
y difundo porque, aun creo, en lo que decía Bertolt Brech “Me parezco al que
llevaba el ladrillo consigo para mostrar al mundo como era su casa”.