Mari
Luz Rodríguez Díaz, llegó a Conil para ocupar la plaza de Secretaria General
del Ayuntamiento, al ser funcionaria del Cuerpo con Habilitación de
Carácter Nacional, en el año 1991. El
que aquí suscribe, acababa de estar una semana de Alcalde, renunciando a ese
cargo en junio de ese año. La conocí siendo el concejal portavoz de IU en la
oposición municipal. La legislatura estuvo marcada por la oposición al gobierno
del PSOE, ocupando la alcaldía Nino Iglesias. La oposición contundente por
nuestra parte, controlando al gobierno y presentando propuestas fue el
recibimiento al aterrizaje en la corporación. Ella sufrió el daño colateral de
una oposición seria y contumaz que hizo tambalearse al equipo de gobierno.
Nunca tuvo un mal gesto ni una contestación inoportuna hacia nuestro grupo.
Fueron cuatro años de relación respetuosa, a pesar del plus de atención que por
su función tenía que prestar a los órganos de gobierno.
En
1995, cuando tomé posesión del cargo de
alcalde y durante los 17 años que estuve en él, mantuve una relación
profesional de respeto, admirando algunas cualidades innatas de su persona y
otras de su valía profesional. Luz, era la secretaria tranquila, con los pies
en el suelo, con el temple necesario para asesorar con prudencia, manteniendo
el equilibrio suficiente para comprender los momentos políticos tempestuosos
que en la gestión municipal se suelen dar.
Es
importante en la gestión municipal distinguir cual es el papel del político y
cual el de los técnicos. El político, elegido por el pueblo se presenta con un
programa para llevarlo a la práctica, el técnico aprueba unas oposiciones y su
cometido profesional es aplicar las técnicas necesarias de asesoramiento o
ejecución de procesos más o menos complejos, en función de su puesto de trabajo
y su responsabilidad en el organigrama de la administración. Si entre el
político y el técnico hay sinergia, respetando sus respectivos papeles, saldrá
beneficiada la ciudadanía. Es perjudicial para una institución, que el político
invada el ámbito técnico y que este, quiera hacer política desde el puesto de
empleado experto. Respetar el rol de cada uno con una colaboración mutua es
importante para poner en práctica los acuerdos de los órganos de gobierno de la
institución. Luz, la secretaria, mantenía ese status respetuoso que permitía
solventar problemas, aportando las indicaciones jurídicas para que las
decisiones fueran justas y legales.
Indudablemente
el tiempo en política es importante, los técnicos lo perciben de manera
diferente. El cumplimiento del programa electoral, la presión de los vecinos
ante demandas prometidas, el control de la oposición municipal… hacen que el
cargo público desee hacer realidad sus propuestas con rapidez, lo antes
posible, pues su revalida depende que la ciudadanía le otorgue su confianza
nuevamente en el siguiente periodo electoral a los cuatro años. El técnico, si es
poseedor de la plaza de su puesto de trabajo de manera definitiva, entiende su
tiempo de otra manera. Él permanecerá en su puesto, el cargo político puede
cambiar cada cierto tiempo. Comprender esta situación es fundamental para que
la relación entre el técnico y el cargo político sea fluida. Luz, la secretaria, entendía esta
contradicción perfectamente, haciendo compatible ambas nociones diferentes
sobre los ritmos temporales de la administración. El conocimiento y el respeto
mutuo es imprescindible para que la conjunción del esfuerzo de cargo electo y
el técnico, repercuta positivamente en la gestión municipal, sino fuera así, la
frustración y la desgana paralizaría la administración. Mi experiencia de
trabajo conjunto con Luz, fue altamente satisfactoria en lo personal y en la
gestión de los asuntos municipales.
Si
alguien piensa que los y las técnicas no tienen ideología están equivocados.
Todas y todos tenemos ideas políticas. Luz nunca me las manifestó expresamente,
eso no implica que no las tuviera. Sus actos
de servicio a la comunidad, como empleada pública*, ya lo expresaban por
sí mismos. Luz, la Secretaria Municipal
llegó a Conil silenciosamente, así se ha
jubilado sin estridencias, sin fuegos de artificio. Gracias por todo.
Antonio.
J. Roldán Muñoz
Alcalde de Conil (1995-2012)
*Nota: Mi apoyo al trabajo de los
empleados públicos municipales del ayuntamiento de Conil y mi rechazo a la
pretensión del equipo de gobierno actual de privatizar servicios públicos.